Así comienza la historia de los rayos gama
El misterio de las explosiones de rayos gama no comienza con astrónomos sino con diplomáticos. A fines de la década de 1950 el Reino Unido, los Estados Unidos y la Unión Soviética comenzaron negociaciones para limitar la carrera nuclear y detener los ensayos de armas nucleares en la atmósfera, en el espacio y bajo el agua. Pero las conversaciones se estancaron por cinco años, en parte porque ninguno de los tres países estaba dispuesto a abrir sus arsenales al control de los otros países.
En 1963, sin embargo, EE.UU. desarrolló un método que aseguraba el control sin necesidad de visitar los sitios de los países involucrados en el tratado. Estos dispositivos eran satélites colocados en órbitas altas que escudriñaban la superficie de la Tierra en busca de emisiones de rayos gama y rayos X provenientes de las pruebas nucleares que se realizaran en cualesquiera de los tres medios acordados. Estos satélites se conocieron por el nombre Vela, por nuestra forma de decir estar en vela o en vigilia, cuidando algo o a alguien.
De este modo se firmó el tratado el 5 de Agosto de 1963 y los primeros satélites Vela fueron lanzados dos meses más tarde.
Obviamente, estos satélites tenían la habilidad no sólo de detectar explosiones en la Tierra sino también en el espacio. Esto llevó a que los físicos del Laboratorio de Los Alamos, New México, Ray W. Klesbesadel, Ian B. Strong y Roy A. Olson, estudiasen los datos de Vela, en la búsqueda de radiaciones de gran energía provenientes de Supernovas en galaxias distantes. Sólo los satélites en órbita podían captar este tipo de explosiones, dado que la atmósfera es opaca a estas radiaciones.